Una trascendental ceremonia
olvidada:
5 DE OCTUBRE DE 1820: LA PARTIDA
DE LA EXPEDICIÓN DE ARENALES
DESDE LA PLAZA DE ARMAS DE PISCO.
En tiempos del coronavirus, cumpliendo
estrictamente la cuarentena establecida, atrincherados en nuestros hogares, y
en el año frustrado del Bicentenario de la Independencia de nuestra región;
tenemos el tiempo suficiente para repasar y redescubrir acontecimientos
históricos, relegados al olvido, por una gran mayoría de historiadores peruanos
y extranjeros; que minimizaron el decisivo aporte logístico de los pueblos
peruanos de Chincha, Pisco, Ica, Palpa y Nasca, que hoy conforman la Región
Ica.
Las nuevas generaciones deben
conocer y revalorar todos los detalles de nuestra historia regional, reconocer
y revalorar la acción patriótica de nuestros héroes, y reconocer y revalorar
los escenarios históricos, en donde se desarrollaron las operaciones militares
de la Guerra de la Independencia, desde el 8 de setiembre de 1820, hasta el 9
de diciembre de 1824; guerra que se realizó para liberarnos del yugo impuesto
por el Virreynato español, durante trescientos años, y lograr la creación de la
nueva República del Perú.
El objetivo es apoyar a nuestros
hijos, para que conozcan la historia de su región, de su Patria; y, contribuir con
el fortalecimiento de su IDENTIDAD, su AUTOESTIMA, su PERSONALIDAD y su LIDERAZGO.
Resumen:
Entre los días 3, 4 y 5 de
octubre del año 1820, el E jército
Libertador del general argentino don José de San Martín, se preparó para
iniciar la primera campaña de penetración a la sierra; siendo el primer
destino, la ciudad de Ica, en manos de una división del ejército realista. Más
de cuatro mil soldados veteranos, entre argentinos y chilenos, acostumbrados a
enfrentarse a los ejércitos realistas, acostumbrados al combate cuerpo a
cuerpo, vencedores en sus respectivos países; estaban acantonados en la ciudad
de Pisco y en las haciendas cercanas. Asimismo, miles de peruanos, entre negros
esclavos, indios, mestizos y criollos, pugnaban por enrolarse a las fuerzas
patriotas.
Presentamos los detalles de estos
hechos históricos, cuyo punto culminante fue la ceremonia de formación y
partida de la Expedición de la Sierra, al mando del veterano militar argentino,
coronel mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien recibió la bandera de
guerra de manos del Libertador San Martín, a las once de la mañana, de aquél
lejano 5 de octubre del año 1820, en la plaza de armas de Pisco; la puerta de
la Libertad y de la Independencia.
1. EL
PRIMER DESEMBARCO
DESEMBARCO DEL EJÉRCITO
LIBERTADOR EN PISCO
Listos todos los preparativos, la expedición
libertadora comandada por San Martín zarpó
del puerto de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. Según palabras del propio San
Martín, se emprendía "la grande obra de dar libertad al
Perú". Se abría "la campaña más memorable de nuestra revolución y cuyo
resultado aguarda el mundo, para declararnos rebeldes, si somos vencidos o
reconocer nuestros derechos, si triunfamos".
El ejército libertador del Perú componíase en total de
un poco más de cuatro mil hombres, de los cuales poco más de tres mil
pertenecían a la infantería, más de seiscientos a la caballería y más de 400 a
la artillería. Consignamos de esta manera los efectivos, teniendo en cuenta que
suele encontrarse algunas diferencias, basados en fuentes diversas
que no concuerdan con exactitud estos datos. (1) Según documentos de la
época que reproducimos, el total de efectivos llegaba a 4365, incluyendo en
este número a la tropa, a los oficiales y a la plana mayor. Los efectivos de la
artillería sumaban 2145, los de infantería 1525 y los de caballería 695. (ver
cuadros)
El ejército libertador del Perú estaba conformado por
dos divisiones: la de los Andes y la de Chile.
La de los Andes estaba conformada por las siguientes
divisiones:
Batallón de artillería de los Andes N° 7
Batallón de artillería de los Andes N° 8
Batallón de artillería de los Andes N° 11
Granaderos de a caballo de los Andes
Cazadores de a caballo de los Andes
La división de Chile estaba integrada por los
siguientes cuerpos:
Batallón de artillería N° 2 de Chile
Batallón de artillería N° 4 de Chile
Batallón de artillería N° 5 de Chile
Batallón de artillería N° 6 de Chile
Batallón N° 2 de Dragones de Chile.
Del total de jefes de cada uno de estos cuerpos, siete
eran rioplatenses y cinco chilenos. La división de los Andes solo estaba
comandada por argentinos, mientras que la división de Chile tenía al rioplatense
Larrazával como jefe del batallón de artillería N° 5.
En cuanto al Cuartel General, a las Secretarías y
al Estado Mayor, la
siguiente era su conformación, según datos consignados por Jerónimo Espejo:
Cuartel general:
Jefe de la expedición, el Excelentísimo Señor Capitán
General Don José de San Martín.
Generales de División, Coroneles Mayores don Juan
Antonio Álvarez y don Toribio Luzuriaga.
Secretario de Hacienda, don Dionisio Vizcarra.
Auditor General de Marina, don ANTONIO Álvarez De
Jonte.
Oficial 1° de Secretaría, capitán don Salvador
Iglesias.
Edecanes de su Excelencia. Coroneles don Tomás Guido y
don Diego Paroissien, capitán don José Caparrós y teniente 2° don José
Arenales.
Estado Mayor:
Jefe de Estado Mayor General, Coronel Mayor Juan
Gregorio de las Heras.
Ayudante comandante general, coronel don Juan Paz del
castillo.
Ayudantes primeros, tenientes coroneles don Manuel
Rojas y don José María Aguirre, teniente coronel graduado sargento mayor don
Juan José Quesada, sargentos mayores don Francisco de Sales Guillermo y don
Luciano Cuenca.
Ayudantes segundos, capitán don Juan Agüero y capitán
de ingenieros don Clemente Altahaus.
Ayudantes terceros, ayudantes mayores don francisco
Javier Medina, don Ventura Alegre y don Eugenio Garzón; tenientes segundos, don
Jerónimo Espejo, don Pedro Nolasco Álvarez Condarco y don Juan Alberto
Gutiérrez; subteniente de ingenieros don Carlos Wooth.
Cuerpo médico, dirujano mayor el coronel Paroissien,
cirujano de primera clase don Miguel
Stapleton Grawley, cirujano de primera clase fray Antonio de San Alberto.
Intendente del ejército, intendente general don Juan
Gregorio Lemos, contador don Valeriano García, oficial 1° don Santos Figueroa,
oficial 2° don Alejo de Junco.
Comandante del parque, capitán de artillería don Luis
Beltrán.
La escuadra, al mando de Lord Tomás Alejandro
Cochrane, estaba conformada por ocho navíos y 16 transportes.
Escuadra Libertadora del Perú
(20 de agosto de 1820)
Comandante en Jefe de las Fuerzas Terrestres y
navales: Capitán General don José de San Martín.
Navíos
|
Comandantes
|
San Martín
|
Guillermo Wilkinson
|
O’Higgins
|
Tomás Grosbie
|
Lautaro
|
Martín J. Guise
|
Independencia
|
Roberto Forster
|
Galvarino
|
Juan Spry
|
Araucano
|
Tomás Carter
|
Pueyrredón
|
Guillermo Prunnier
|
Moctezuma
|
Jorge Young
|
Transportes
|
Pablo Delano
|
Transportes: Dolores, Gaditana, Consecuencia,
Emprendedora, Santa Rosa, Águila, Mackenna, Perla, Teresana, Peruana,
Golondrina, Minerva, Libertad, Argentina, Hércules, Potrillo.
Toneladas: 7178
El Pueyrredón salió antes que la expedición,
conduciendo desterrados políticos a la costa del Chocó y de regreso se unió a
la Escuadra. La Chacabuco quedó al servicio de las
costas de Chile, al mando de Tortel. (1)
2.
PERUANOS QUE
LLEGARON CON LA EXPEDICIÓN LIBERTADORA
El
día 13 de agosto de 1820, en el cuartel
general de San Martín, en Valparaíso – Chile; circuló en las tropas de la denominada “Expedición Libertadora del
Perú”, la orden de embarque, la cual fue recibida con verdadero júbilo.
Del
total general de tropa, eran argentinos 2,313 y sólo 1,805 chilenos, y en
cuanto a los jefes de las unidades, con excepción de tres de esta nacionalidad,
todos eran compatriotas del generalísimo.
En
el cuartel general, la proporción era idéntica, cabiéndole al Perú el honor de
contar un digno representante en el ex – gobernador de Cuyo, coronel mayor (
general de división) don Toribio de Luzurriaga, así como, entre otros , los
preclaros nombres de: Francisco
Vidal, Toribio Luzurriaga, Remigio Silva, Andrés Reyes, Juan Franco,
Cayetano Requena, Pedro José Cornejo, Juan Iladoy, Agustín Lerzundi, Juan
Velazco y N. Turgay, quienes desembarcaron en Paracas trayendo en sus manos la
espada redentora de la patria peruana, orgullosa de haberles servido de cuna (2).
3.
PERUANOS
ALISTADOS EN EL EJÉRCITO LIBERTADOR
EN
PISCO
La
Patria surgió cuando la florida juventud iqueña, fugándose del engreimiento de
sus hogares, se presentó en Pisco, al cuartel general de San Martín a ofrecer
su esfuerzo y su vida por la vida del
Perú naciente, y fue tanto su valor y tal su pujanza moral, que todos
llegaron a ser militares gloriosos; los Generales Juan Pablo Fernandini, mártir
de la unida peruana; el General Baltazar Caravedo, Fermín del Castillo, prócer
de la gloriosa Nasca; los Coroneles Francisco de Paula Cabrera, organizador del
primer regimiento de caballería patriota; Antonio Elejalde, primera lanza en el
combate de Junín; en fin toda una pléyade de próceres, que al lado de los
Huasasquiches, Chacaltanas, Mayautes y otros tantos indígenas, llegaron a ser
jefes de alta reputación en los primeros ejércitos nacionales, para fundar la
Patria sobre los campos de batalla (3).
(
La
estada de San Martín en la región de Pisco, no sólo fue útil por
lo apuntado. Además del éxito militar, político y moral, así como del acopio e incremento de hombres, material y ganado, permitió a muchos y muy distinguidos peruanos
satisfacer su noble anhelo de alistarse en las filas revolucionarias para
convertir en hechos sus ideas de libertad.
Como
un homenaje a sus méritos, estimamos tributo de admiración y gratitud
patriótica, citar sus nombres: José María de la Fuente y Messia, marqués de San
Miguel, nombrado coronel y ayudante del
general San Martín; Isidoro, Lorenzo y Baltasar Caravedo, Manuel Jorge
Bustamante, Juan José Loyola, Francisco de Paula Cabrera, Antonio Elejalde,
Melchor Valle, Manuel de Odriozola,, Joaquín Bardales, Juan de D. Arnao, Pablo
Farfán, Santiago Gómez, Manuel Revilla, Rafael y José Santos Lévano. (2)
4. EL LIBERTADOR SAN MARTÍN EN PISCO
Seguimos con entusiasmo, a uno de
los pocos historiadores peruanos que se preocuparon por investigar y resaltar
el apoyo y la participación de los chinchanos, pisqueños, iqueños, palpeños y
nasqueños; en la Guerra de la Independencia.
En el número 3 de la Revista del
Instituto Sanmartiniano del Perú, publicada en el mes de mayo de 1936, el
historiador Dr. Germán Leguía y Martínez, narra lo siguiente:
“Lo
primero que el redentor de Chile hizo al presentarse frente a las playas de
Paracas fue – como era urgente y natural – dirigirse a los habitantes del Perú,
“anunciándoles su arribo y el de la expedición libertadora; manifestándoles el
propósito de ésta; desvirtuando la propaganda de los realistas, sustentada en
la inutilidad de una guerra sucesora,
cuando los derechos, garantías y libertades que ésta pudiera perseguir, estaban
ya, decían, obtenidos en la constitución próxima a jurarse de 1812; y
expresando su confianza en que, contando como esperaba contar, con la ayuda y
la decisión del pueblo peruano, sería cosa fácil y pronta la reposición de la
personería y de la dignidad soberanas del Perú. Esa proclama, impresa a bordo,
en la tipografía del ejército; escrita por Monteagudo, y lanzada en tierra a una
profusa circulación, con la data del 8 de setiembre (fecha del primero de los
desembarcos) – decía de este modo:
“Compatriotas.-
La Nación española al fin ha recibido el impulso irresistible de las luces del
siglo. Ha conocido que sus leyes eran insuficientes para hacerla feliz, y que,
en sus antiguas instituciones, no podía encontrar ninguna garantía contra los
abusos del poder…””…Yo he sabido, después de mi salida de Valparaíso, que el
Virrey del Perú, ha mandado jurar también la constitución (1), y que se ha
abolido en Lima el Tribunal del Santo Oficio”.
Declaró,
seguidamente, en decreto especial, que las autoridades españolas, “aunque
cesantes de hecho en todos los puntos ocupados por las armas de la Patria,
podrían continuar en el ejercicio de sus funciones, interín resolviérase sobre
su destino, en vista de su conducta” (2).
Más
adelante Leguía y Martínez continúa el relato de la primera proclama de San
Martín, en Pisco:
“El
último virrey del Perú hace esfuerzos para prolongar su decrépita autoridad
halagando vuestras esperanzas con una constitución extranjera, que os defrauda
el derecho representativo en que en ella misma se funda, y que no tiene la
menor analogía con vuestros intereses”.
“El
tiempo de la impostura y del engaño, de la opresión y de la fuerza, está ya
lejos de nosotros, y sólo existe en la historia de las calamidades pasadas”.
“Yo
vengo a acabar de poner término a ésa época de dolor y humillación. Este es el
voto del Ejército Libertador, que tengo la gloria de mandar, y que me ha acompañado
siempre al campo de batalla, ansioso de sellar con su sangre la libertad del
Nuevo Mundo”.
“Fiad
en mi palabra, y en la resolución de los bravos que me siguen; así como yo fío
en los sentimientos y energías del pueblo peruano”.
“Cuartel
general del Ejército Libertador, en Pisco, setiembre 8 de 1820 .- Primer día de
la libertad del Perú.- SAN MARTÍN”.
5. PROCLAMA
AL EJÉRCITO LIBERTADOR
Y
por fin habló a su ejército:
“Soldados
del Ejército Libertador. Ya hemos llegado al lugar de nuestro destino, y solo
falta que el valor consume la obra de la constancia; pero acordaos de que
vuestro deber es consolar a la América; y de que no venía a hacer conquistas,
sino a libertar a los pueblos que han gemido trescientos años bajo este bárbaro
derecho. Los peruanos son nuestros hermanos y amigos: abrazadlos como a tales,
y respetad sus derechos, como respetásteis los de los chilenos después de la
batalla de Chabuco”.
“La
ferocidad y la violencia son crímenes que no conocen los soldados de la
libertad
“1º.
Todo el que robe o tome por violencia de dos reales para arriba, será pasado
por las armas, previo el proceso verbal que está mandado observar en el
ejército”.
“2º.
Todo el que derrame una gota de sangre fuera del campo de batalla, será
castigado con la pena del talión”.
“3º.
Todo insulto contra los habitantes del país, sean europeos o americanos, será
castigado hasta con la pena de la vida, según la gravedad de las
circunstancias”.
4º.
Todo exceso que ataque la moral pública, o las costumbres del país, será
castigado en los mismos términos que previene el artículo anterior”.
“Soldados:
Acordaos de que toda la América os contempla en el momento actual, y de que sus
grandes esperanzas dependen de que acreditéis la humanidad, el coraje y el
honor que os han distinguido siempre, dondequiera que los oprimidos han
implorado vuestro auxilio contra los opresores. El mundo envidiará vuestro
destino, si observáis la misma conducta que hasta aquí; ¡pero, desgraciado el
que quebrante sus deberes y sirva de escándalo a sus compañeros de armas! Yo lo
castigaré de un modo horrible, y él desaparecerá de nosotros con oprobio e
ignominia!”(3).
6.
EL PODERÍO DE LA HACIENDA CAUCATO
El
13 se organizó y salió a las 9 h.a.m., camino del norte, la división de
vanguardia. Componíase del batallón No. 5 de Chile y de cincuenta granaderos de
a caballo (6). Su jefe era el coronel mayor Álvarez de Arenales; y su destino
la hacienda de Caucato; fundo, como ya se dijo, perteneciente al español D.
Fernando del Mazo, y ubicado, al setentrión de Pisco sobre el camino costanero
que conduce de esa villa a la Capital.
Los
patriotas encontraron en Caucato dos mil panes de azúcar, muchos otros
productos y mil quinientos esclavos negros “de ambos sexos y de todas edades”.
Los varones casi en su totalidad, presentáronse voluntarios en las filas
independientes.
Tomados
por Arenales todos los pormenores posibles acerca de los fundos vecinos, su
topografía, capitales y mantenimientos, despachó, en todas direcciones,
partidas de caballería, encargadas de recolectar bestias y ganados con que
montar bien a las tropas y darles la carne fresca de que carecían, en reemplazo
de las ya odiosas y escasas chalonas y charquis traídos desde Valparaíso.
La
requisa fue considerable, y más que todo, absolutamente voluntaria. A los ocho
días, dice el testigo ocular antes aludido, estaban bien montados todos los
oficiales del ejército y todos los soldados de caballería patriota así como los
edecanes y ayudantes del cuartel general y del Estado Mayor.
Las
partidas avanzaron a las dos Chinchas, Alta y Baja, con los mismos o mejores
resultados.
El
14, con el parte resumen de “sin novedad”, expedido desde Caucato por el
vencedor de La Florida, llegaron nutridas caballadas, constituidas por los
entonces inmejorables bridones “de paso” de la costa del Perú, con más de
ochocientas reses, mil carneros y cincuenta espléndidas bestias mulares.
En
la propia fecha, para ratificación de los reconocimientos anteriores, de un
lado, y a fin de prevenir posibles sorpresas de otro, partieron a la caída de
la tarde, Juan Lavalle y Félix Aldao, con sendas columnas de granaderos
montados argentinos (una y otra de veinticinco hombres), a recorrer
cuidadosamente los dos caminos reales trazados del puerto de Ica en sentido
S.O. y de una extensión de dieciocho leguas (más o menos) cada uno.
Dos
partidas del regimiento de granaderos de a caballo salieron el 12 hacia
oriente, o sea en la dirección de Ica, en pos de reconocer la situación del
adversario. Pronto llegó la primera, anunciando que Quimper y sus cosacos
habían proseguido marcha a la referida ciudad donde según todos los indicios
deberían detenerse.
7.
EL SEGUNDO DESEMBARCO:
LA FRAGATA “SANTA ROSA” ALIAS
“LIBERTAD”
Los
días 14 y 15 de setiembre señaláronse por la producción de tres acontecimientos
extraordinarios. Fue el primero la aparición en Pisco de la fragata “Santa
Rosa”, alias “Libertad” perdida y ansiosamente aguardada desde el 3, y en cuyo
casco eran conducidos, al cuidado y a las órdenes de Miller, dos compañías del
batallón argentino No. 8, otras tantas de la artillería de ls Andes. Había
llegado del puerto al curtel general, un parte con el anuncio, e incontinente
alegría rompió risueña en todos los corazones (7). Se le mandó fondear en
Paracas, con los otros buques, y allí proceder al desembarco de su preciosa
carga. Era porque los elementos necesarios para la operación, se encontraban
todavía en esa ya denominada “bahía de la Independencia”. (8)
8. EL
COMISIONADO DEL VIRREY PEZUELA
El
segundo suceso extraordinario, fue la presentación en el campo, de un
comisionado de Pezuela. A las once y media de la mañana del mismo 14 (9), se
avisó desde Caucato, el arribo de dicho parlamentario, conductor de importantes
pliegos, que estaba encargado de entregar al general en jefe independiente,
según instrucciones, “en la propia mano”. Déjale Arenales seguir, pero vendado
entre competente escolta. Una hora más tarde es presentado a San Martín. Es un
joven alférez del regimiento hispano de Húsares de la Guardia, andaluz genuino,
móvil, alegre, decidor, y como apunta Espejo, “mozo muy despierto y de carácter
festivo”.
Se
llama Cleto Escudero. Desde el primer instante se hace blanco de todas las
simpatías. San Martín le da alojamiento en su propia casa, y encomienda a su
edecán, el capitán don José Caparrós (peninsular también), la misión de
cuidarlo y atenderlo, pero “sin perderlo de vista un solo instante”. Comprende
bien el astuto generalísimo que la comisión ostensible del enviado envuelve
forzosamente otra secreta, interesantísima para el virrey; cual es la de
calcular, así fuera a ojo de buen cubero, el efectivo mínimo y los recursos
aproximados de que dispone el ejército invasor.
9. LAS
BANDAS DE MÚSICA DE SAN MARTÍN
Cuenta
el testigo ocular antes citado, que para burlar ese objetivo, oculto, pero
“indudable”, San Martín ordena que, en la noche, así en la plaza mayor como a
la puerta de todos los cuarteles, se dé la retreta reglamentaria por mayor
número de bandas que de cuerpos: aquí, a la par, música y cajas; allí, cajas y
pífanos; allá, cajas y cornetas; acullá cornetas solas, etc.
Observan
los patriotas que Escudero, a la disimulada, lleva cuenta de esa exagerada
serie de marciales armonías, surgentes en multiplicados momentos y lugares.-
“Cuántas bandas a todo esto tienen? – pregunta, al fin (ya incapaz de
contenerse), Escudero a Caparrós – “Veinte”….y ustedes?- repregunta a su vez el
edecán patriota.- “Cincuenta, con la de la catedral”…la andaluzada del salado
alférez es, en el nutrido grupo de oficiales independientes que le rodea, recibida
con una carcajada sonora y general.
10. LORD
COCHRANE PERSIGUE A DOS FRAGATAS ESPAÑOLAS
El
tercer suceso extraordinario a que nos hemos referido, es la intempestiva
inimaginadora aparición de buques enemigos (15 de setiembre). Sábese después
que son la fragata “Venganza” y la corbeta “Sebastiana”; uno y otro de guerra,
que, noticiosos del aislamiento de la “Santa Rosa”, han proyectado hacerla
buena presa. Son las doce del día cuando esos barcos, a primera vista
sospechosos, comparecen en la curva lejana terminal del horizonte. Todo es
verlos, y dar Cochrane la orden de salida en su persecución. Se efectúa esta y
comienza la caza. Va con el bravo marino la flota entera excepto la “Santa
Rosa” que ya se halla largando a tierra las fuerzas y los elementos de que ha
sido tardía conductora. A las tres de la tarde la escuadra patriota se pierde a
los ojos de quienes observan sus movimientos. A las diez de la noche se escucha
un cañoneo, aunque momentáneo. Un centinela no ha contado sino cinco disparos.
La persistente persecución se prolonga
pero falla, porque la fuga de las embarcaciones realistas halla fácil
oportunidad y protección en las tinieblas, a cuyo amparo amigo fondea en sus
aconchamientos del Callao.
11.
INICIO DE LAS
CONFERENCIAS DE MIRAFLORES
Al
mediodía del 15, San Martín extiende el nombramiento de los diputados que,
correspondiendo a la invitación de negociaciones y arreglos de paz traída por
Escudero, se trasladan a Lima o sus cercanías, a trabar conferencias en tal
sentido con los representantes de Pezuela. Esos diputados son: el llamado
secretario de gobierno en campaña, Juan García del Río; y el primer ayudante de
campo, del general en jefe, entonces coronel, Don Tomás Guido.
Inmediatamente
alístanse los elegidos para el viaje. Este debe emprenderse el mismo día; pero,
por circunstancias que se explican en su lugar, no tiene efecto hasta el 19 de
setiembre.
A
las once de la mañana del 16, la fragata “Santa Rosa” termina su tarea; y las
fuerzas desembarcadas en el abra de la Independencia, rompiendo la marcha con
la fresca de la tarde, reincorpórase esa noche, entre la universal alegría, en
el grueso del ejército que acantona en Pisco, lugar en donde los esperan
cuartel y ranchos confortables. La escuadra ha reingresado hacia el mediodía
tras una travesía larga, y, más que nada infructuosa.
12.
SAN MARTÍN EN
CHINCHA
Después
de la revista que, a las cinco de la tarde del 21, hace practicar de las
fuerzas existentes en el cuartel general (11), por el jefe de E.M. del Ejército
Unido (12), manda San Martín, el 22, que el regimiento de granaderos a caballo,
con su jefe coronel don Rudecindo Alvarado a la cabeza, avance de Caucato a las
dos Chinchas, Alta y Baja, hecho lo cual pónese en viaje el 23, a esos dos
puntos, para estudiar el terreno por sí mismo y calcular las necesarias
operaciones que en aquél pueden pronto desarrollarse. Acompáñanle sus edecanes,
ayudantes, ingenieros y una pequeña escolta.
Practicados
los estudios convenientes vuelve a Pisco en la noche del 24 “complacido y
satisfecho del espíritu patriótico y entusiasta” de los habitantes de la región
“que con vehemencia represéntanle las vejaciones y violencias que les han
inferido las tropas y autoridades realistas al retirarse” (13).
13.
FRACASO DE LAS
CONFERENCIAS DE MIRAFLORES
Llega
aquel pacto de armisticio al cuartel general el 29, conducido por el ayudante
don José Arenales que, como se dijo, partiera con Guido y García del Río;
representantes que, rotas las conferencias dirigidas a la celebración de una
paz estable, reconstitúyense en Pisco, a las 7 de la noche del 4 de octubre
(15).
Precisamente,
aquel día es el último de los ocho a que extiéndese la tregua ajustada; y, en
consecuencia, el campamento imagínase gozoso, que ha llegado el ansiado
momento, de barrer con los dominadores del suelo, y de reafirmar, con la
redención del Perú, la causa genérica de la independencia americana.
Hasta
entonces (29 de setiembre a 3 de octubre) nada se ha tenido de notable; a no
ser la noticia, recibida el 1º. de la conjuración de Lavín en Arequipa; la
llegada de una embarcación, con víveres, de Valparaíso; y el viaje del general
en jefe a Paracas, primero (30 de setiembre), y a Caucato después (2 de
octubre) en preparación de las operaciones que dice proyectar.
14.
MOVIMIENTO DE
TROPAS EN LA HACIENDA CAUCATO
El
día 2 de octubre, en efecto, prodúcese en el acantonamiento de Caucato, un
movimiento inusitado, precursor de acontecimientos extraordinarios. Arenales y
la división de vanguardia han recibido mandato perentorio de “alistarse para
emprender marcha al primer aviso” y todo es, pues, actividad, satisfacción,
ruido y alegría, entre los patriotas acampados en la hacienda del Mazo. Ese
aviso se imparte el 3, fecha en que, hacia la tarde el héroe de La Florida y
sus escasas pero valientes tropas, vencen las dos arenosas leguas que se
extienden entre Caucato y Pisco, y penetran marciales y animosas en el cuartel
general. Dase aquella misma noche, en las oficinas de éste último organización
conveniente y definitiva a la división que, desde aquél día, empieza a
denominarse “de la Sierra” (organización que detallaremos en su lugar); y
comunicase a su jefe el día 4, la orden del partir el 5.
15.
200 AÑOS
DESPUÉS: LA CEREMONIA OLVIDADA
Continúa
el Dr. Germán Leguía y Martínez:
“En
la madrugada de esta última fecha (5 de octubre de 1820), según Espejo, o a las
once de la mañana conforme al “Diario de operaciones” tantas veces citado, la
división saliente forma en la plaza de armas del pueblo con sus mil ciento
treinta y ocho plazas; y, después de recibir una bandera de manos propias de
San Martín, que exige la solemne promesa de honor, habitual en estos casos y de
ser proclamado en forma entusiasta por su jefe, rompe camino sobre Ica e inicia
la que históricamente se conoce con el nombre de primera “campaña de
penetración de Arenales”, tan dichosamente llevada a término, aunque táctica y
estratégicamente condenable; y campaña en que llévanse a efecto, en medio y a
pesar de su peligroso aislamiento y temeraria evolución, proezas de las que
extensamente daremos cuenta en capítulo separado.
No
el innoble sentimiento de la envidia, pero sí el de la tristeza o del
descontento, imperan, entre tanto, en el espíritu de los expedicionarios que
quedan en Pisco, al ver alejarse a aquellos compañeros, por cierto más felices,
que al fin encuentran ocasión de ilustrar su existencia y su nombre con nuevas
hazañas. Tales tristeza y descontento acentúanse y hácense tanto más
justificados, cuanto que en el transcurso de los subsiguientes días, deslízanse
las horas en la misma plena e insoportable inmovilidad”.
El
que suscribe, autor de éste modesto artículo, imagina, recrea, visualiza; la
escenificación de estas dos trascendentales e históricas ceremonias cívico
militares, que se hubiesen realizado en el presente año:
3 de octubre 2020
Actividad
Oficial:
Ceremonia
de Izamiento de la Primera Bandera del Perú creada por San Martín, Izamiento
del actual del Pabellón Nacional y Desfile Cívico Militar
Motivo:
Homenaje al Ejército Libertador – División Expedición de la Sierra y al Coronel
Mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales.
Lugar:
Hacienda Caucato – Pisco
Hora:
10:00 am
Organiza:
Municipalidad Distrital de San Clemente
Participación:
Autoridades nacionales, regionales, locales y autoridades de Argentina y Chile,
Instituciones Educativas, Instituciones públicas y privadas y la Asociación de
Cabalgantes del Caballo Peruano de Paso.
5 de octubre 2020
Actividad
Oficial:
Ceremonia
de Izamiento de la Primera Bandera del Perú creada por San Martín, Izamiento
del actual del Pabellón Nacional y Desfile Cívico Militar
Motivo:
Homenaje al Ejército Libertador, a la División Expedición de la Sierra y al
General José de San Martín.
Lugar:
Plaza de Armas de Pisco
Hora:
10:00 am
Organiza:
Municipalidad Provincial de Pisco
Participación:
Autoridades nacionales, regionales, locales y autoridades de Argentina y Chile,
Instituciones Educativas, Instituciones públicas y privadas y la Asociación de
Cabalgantes del Caballo Peruano de Paso.
Tenemos
la esperanza que éstos proyectos se realicen, en éste año; pero si no fuera
así, ante el flagelo del coronavirus; que estas actividades se realicen el
próximo año, en mejores condiciones.
16.
LA ORDEN DE
OPERACIONES DE LA EXPEDICIÓN DE LA SIERRA
En cuanto a los fines y objetivos de esta expedición
ella estaba destinada a ganarse a la causa patriota a los pueblos del centro
del Perú, haciéndose todo lo posible para que proclamasen su independencia y
estableciesen sus propias autoridades. También se llevaría a cabo la formación
de partidas guerrilleras, que tan importante papel jugarían posteriormente. Con
fecha 4 de octubre y desde su cuartel general en Pisco, San Martín suscribió
unas Instrucciones para Álvarez de Arenales. Transcribimos las citadas
Instrucciones, porque nos permiten una mejor comprensión de lo que significaría
esta campaña militar.
"A las virtudes militares y cívicas del coronel
mayor don Juan Antonio Álvarez de Arenales se le confía la expedición de la
sierra.
Poco me extenderé en los detalles de estas
instrucciones, cuando estoy persuadido que la prudencia y tino lo preserva todo
y solo me referiré a lo más preciso, en lo siguiente:
1° Queda facultado para nombrar gobernador, intendente
y demás empleados de las provincias que ocupe a nombre del supremo gobierno que
se nombre en el Perú.
2° Lo más pronto que le sea dable se internará en la
sierra con su división para penetrar en Huancavelica, pueblo grande y de
recursos en donde dicha división puede aumentar su fuerza; de Huancavelica
puede marchar a Jauja que no dista más de 30 o 40 leguas. Todo ese país ofrece
grandes recursos de víveres y transporte.
3° Siendo Jauja el punto central para dirigir
cualesquiera empresa sobre Lima y ponerse por el norte en comunicación con el
ejército, deberá preferir este para cuartel general de toda la división a fin
de fomentar el sistema en todas las provincias inmediatas cubriendo todas las
avenidas de las sierras hacia Lima.
4° Un destacamento tomará posesión del pueblo de
Trama, abundante en recursos.
5° Un corto destacamento sobre Huamanga sería conveniente.
6° Luego que desembarque el ejército por el norte le
remitiré todos losa avisos que me sean posible para que sepa el punto en que ha
desembarcado y movimiento que haré por la sierra para unirse a su división.
A pesar de las presentes instrucciones, el coronel
Arenales está facultado para variarlas, en el supuesto que por este le concedo
carta blanca para sus operaciones.
Cuartel General en Pisco, 4 de octubre de 1820
José de San Martín
Como se puede apreciar por la lectura de estas
Instrucciones, ellas eran muy generales y dejaba a Álvarez de Arenales todo el
peso no solo de su dirección sino de los fines y objetivos a conseguirse y los
medios a través de los cuales ellos sería logrados. Verdadera carta blanca era
la que en verdad se le otorgaba y de allí el reconocimiento que siempre ha
merecido Arenales por esta trascendental campaña. Muy sucintamente la
reseñaremos, aunque reservando para el siguiente capítulo lo concerniente a la
independencia de los pueblos de la zona central del Perú, conseguida justamente
como consecuencia de esta campaña.
Las fuerzas de Arenales emprendieron campaña el 5 de
octubre, marchando con dirección hacia Ica (I).
LA CREACIÓN DE LA BANDERA
NACIONAL
ALCIBIADES SALAZAR SAENZ
Universidad Nacional de
Ingeniería
La creación de la primera bandera del Perú
Cuando la Expedición Libertadora
arribó a la bahía de Paracas, el 7 de setiembre de 1820, todas las naves
llegaron enarbolando la bandera chilena, es decir, los siete navíos de guerra,
las catorce embarcaciones de transporte y las once pequeñas embarcaciones
auxiliares; pero, el Ejército Unido Libertador del Perú, que venía embarcado y
lo constituían unos 4,400 hombres, venían bajo otras banderas.
Es tradición que en los días que
permaneció el general San Martín, embarcado en la bahía de Paracas, a bordo de
su navío “San Martín”, entre el 8 y el 12 de setiembre….de inmediato comisionó
a sus oficiales Charles Chaworty Wood Taylor, para que le presentasen diseños
de banderas…
1.1.DEL
HISTORIADOR DR. GERMÁN LEGUÍA Y MARTÍNEZ
Seguimos con entusiasmo, a uno de
los pocos historiadores peruanos que se preocuparon por investigar y resaltar
el apoyo y la participación de los chinchanos, pisqueños, iqueños, palpeños y
nasqueños; en la Guerra de la Independencia.
En el número 3 de la Revista del
Instituto Sanmartiniano del Perú, publicada en el mes de mayo de 1936, el
historiador Dr. Germán Leguía y Martínez, narra lo siguiente:
El
día 2 de octubre, en efecto, prodúcese en el acantonamiento de Caucato, un
movimiento inusitado, precursor de acontecimientos extraordinarios. Arenales y
la división de vanguardia han recibido mandato perentorio de “alistarse para
emprender marcha al primer aviso” y todo es, pues, actividad, satisfacción,
ruido y alegría, entre los patriotas acampados en la hacienda del Mazo. Ese
aviso se imparte el 3, fecha en que, hacia la tarde el héroe de La Florida (Juan Antonio Álvarez de Arenales) y sus
escasas pero valientes tropas, vencen las dos arenosas leguas que se extienden
entre Caucato y Pisco, y penetran marciales y animosas en el cuartel general.
Dase aquella misma noche, en las oficinas de éste último organización
conveniente y definitiva a la división que, desde aquél día, empieza a
denominarse “de la Sierra” (organización que detallaremos en su lugar); y
comunicase a su jefe el día 4, la orden del partir el 5.
200 AÑOS
DESPUÉS: LA CEREMONIA OLVIDADA
Continúa
el Dr. Germán Leguía y Martínez:
“En
la madrugada de esta última fecha (5 de octubre de 1820), según Espejo, o a las
once de la mañana conforme al “Diario de operaciones” tantas veces citado, la
división saliente forma en la plaza de armas del pueblo con sus mil ciento
treinta y ocho plazas; y, después de
recibir una bandera de manos propias de San Martín, que exige la solemne
promesa de honor, habitual en estos casos y de ser proclamado en forma
entusiasta por su jefe, rompe camino sobre Ica e inicia la que históricamente
se conoce con el nombre de primera “campaña de penetración de Arenales”, tan
dichosamente llevada a término, aunque táctica y estratégicamente condenable; y
campaña en que llévanse a efecto, en medio y a pesar de su peligroso
aislamiento y temeraria evolución, proezas de las que extensamente daremos
cuenta en capítulo separado.
No
el innoble sentimiento de la envidia, pero sí el de la tristeza o del
descontento, imperan, entre tanto, en el espíritu de los expedicionarios que
quedan en Pisco, al ver alejarse a aquellos compañeros, por cierto más felices,
que al fin encuentran ocasión de ilustrar su existencia y su nombre con nuevas
hazañas. Tales tristeza y descontento acentúanse y hácense tanto más
justificados, cuanto que en el transcurso de los subsiguientes días, deslízanse
las horas en la misma plena e insoportable inmovilidad”.
17.
LA PRIMERA BANDERA Y LAS FIGURAS TRIANGULARES
La teoría del sueño en Paracas y las
parihuelas no se aleja de la realidad. El principal motivo es la sólida base
histórica que hay detrás. Según Carlos Depelliane, historiador militar y autor
de Historia militar del Perú (1965), en setiembre de 1820 fue
cuando el ejército de San Martín llegó al Perú desembarcando en la Bahía de
Paracas. El libertador y sus almirantes fueron los primeros en pisar territorio
peruano para luego dar pase a la infantería, entre jinetes y artillería,
compuesta por chilenos y argentinos.
La
Primera Bandera
Después se dirigieron a Pisco y
posteriormente a defender puntos estratégicos en Chincha, Cañete y la ciudad de
Ica, recorriendo valles, playas y estableciendo zonas de control. No es de
extrañar el avistamiento constante de parihuelas, aves que en ese entonces
solían sobrevolar con mayor notoriedad esta región costera en el país.
Con el pasar de los días, valerosos
peruanos decidían cada vez más unirse al ejército libertador. Sin embargo, San
Martín necesitaba darles un símbolo bajo el cual luchar con honor y
diferenciarse de los compañeros argentinos y chilenos. Por ello, en octubre de
1820, el general firmó el decreto que creaba la primera bandera peruana. Su
diseño estaba compuesto por líneas diagonales que formaban cuatro campos
triangulares. Los extremos superior e inferior eran de color blanco y los
laterales de color rojo.
El primer escudo
Esta bandera se caracterizaba por tener
un escudo que ya no es utilizado. Este símbolo tenía una corona de laurel
en forma de ovalo y, dentro, la figura del sol saliendo detrás de una cadena de
montañas que simbolizaba la cordillera, sumado con el dibujo del mar.
Los “Auxiliares de Ica” fueron el primer
grupo militar en portar esta bandera, que se había fabricado para alcanzar el
tamaño de seis pies de ancho y ocho de largo. Como mencionamos, fue mostrada
con orgullo incluso en la proclamación de la Independencia del Perú en 1821.
FUENTE:
18. EL JEFE DE LA EXPEDICIÓN DE LA SIERRA:
ARENALES, EL VENCEDOR DE LA FLORIDA
La batalla de Florida o batalla de La Florida fue
un enfrentamiento armado que se libró el 25 de mayo de 1814, en el pueblo de Florida (en la
actual Tercera Sección de la Provincia Cordillera en el Departamento de Santa Cruz) y los márgenes del río
Piraí,
en la zona del chaco boliviano y fue una
importante victoria de los patriotas sobre los realistas, ya que después de ésta, los primeros reafirmaron su
gobierno en Santa Cruz de la Sierra y las Provincias Unidas del Río de la Plata pudieron conservar
su proceso emancipador.
La principal calle peatonal de Buenos Aires lleva el nombre
de Florida en su homenaje que
comandaron en conjunto los entonces coroneles Ignacio Warnes y Juan Antonio Álvarez de Arenales.
19. CONCLUSIÓN
Los pueblos del antiguo partido o intendencia de Ica,
hoy Región Ica; participaron activamente, antes, durante y después del
desembarco de la Expedición Libertadora del Perú, con acciones patrióticas de
inteligencia, contribuyeron con una efectiva y gigantesca logística, y
aportaron con hombres y armas; decididos a luchar y ofrendar sus vidas por la
causa de la libertad e independencia. .
En la actualidad, las ciudades de Chincha, Pisco, Ica,
Palpa y Nasca, con las autoridades y la sociedad civil organizada; deben
proyectar y ejecutar una serie de actividades, PRESENCIALES Y VIRTUALES, durante
los próximos meses y años, organizando y revalorando la Ceremonia de Formación
y Partida de la Expedición de la Sierra del Ejército Libertador del Perú, en la
Plaza de Armas de Pisco; con una gran escenificación de impacto nacional e
internacional.
Estas actividades conmemorativas y actos protocolares,
deben estar adaptados a la coyuntura mundial que ha generado la pandemia.
Mientras que no se erradique o controle dicho flagelo, las actividades en torno
al Bicentenario de la Independencia dela Región Ica y del Perú (2020), deben
ser realizadas en forma virtual, pero no deben dejar de realizarse.
El año 2020 no se ha perdido. La tragedia de la
pandemia debe convertirse en una oportunidad de transformar y mejorar la vida
socio política y económica de nuestra Patria, desplegando todos los esfuerzos
de comunicación, logística y capital humano, de los tres niveles de gobierno;
con un mensaje sólido, contunde y uniforme: FORTALEZA Y ESPERANZA para vencer
al coronavirus Covid 19, y en el año del Bicentenario.
Ica, 6 de
julio de 2020
Mg. Juan
Carlos Romaní Chacón
Biblioteca
Municipal “José de San Martín”
Municipalidad
Provincial de Ica
BIBLIOGRAFÍA:
(1)CDIP, La expedición libertadora, tomo VIII, vol.
3°, p. 371
(2).-
J. Hipólito Herrera – Album de Ayacucho
Fuente:
“Epopeya
de la Libertad”
Reminiscencias
Históricas de la Independencia del Perú
TOMO I
Setiembre
a Diciembre de 1820
Págs. 48 al 95
Autor:
Manuel C. Bonilla
Lima
1921
3) AQUÍ NACIÓ LA PATRIA…
Conferencia cívica pronunciada el
21 de octubre de 1933 desde la Casa Municipal levantada sobre el mismo sitio
histórico en que el pueblo de Ica proclamó por primera vez en el país la
Independencia Política de la Nación, por el Prof. Alberto Casavilca,
Comisionado Escolar de la Provincia.
Concejo Provincial de Ica:
Alcalde, Dr. José Picasso Peratta
Comisionado para la conmemoración
Sr. Manuel A. Borrini
LIBRERÍA E IMPRENTA NIERI
1933
(I) Extraído de:
Paredes
M., Jorge G. “San Martín, La Expedición Libertadora del Sur y la Independencia
de los pueblos del Perú (1819 - 1821)”
Revista del Instituto Sanmartiniano
Mayo 1936 AÑO II
No. 3
Págs.. 54, 55, 56, 57…
Fragmentos de la Historia del
Protectorado de San Martín en el Perú
Obra inédita del Sr. Dr. Germán
Leguía y Martínez
PARTE VII
CAMPAÑA AL SUR DE LIMA
CAPÍTULO
II
San
Martín en Pisco
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