lunes, 13 de julio de 2020

JOSÉ FÉLIX ALDAO Y EL PRIMER ESCUADRÓN DE CABALLERÍA DE LA INDEPENDENCIA “AUXILIARES PATRIOTAS DE ICA”


JOSÉ FÉLIX ALDAO Y EL PRIMER ESCUADRÓN
DE CABALLERÍA DE LA INDEPENDENCIA
“AUXILIARES PATRIOTAS DE ICA”

Está cerca la fecha histórica del 8 de setiembre del 2020, el legendario Desembarco de la Expedición Libertadora del Perú realizado hace doscientos años, al mando del General argentino don José de San Martín. Y la pregunta que dejamos en el aire es la siguiente:

¿Cuántos niños y jóvenes peruanos, nacidos en el año 2000, y que hoy cumplen 20 años de edad, conocen y valoran el acontecimiento histórico del 8 de setiembre de 1820?

¿Cuántos niños y jóvenes peruanos, nacidos en el año 2000, y que hoy cumplen 20 años de edad, conocen y valoran la vida y obra de los hombres y mujeres que formaron parte de la Expedición Libertadora del Perú, que desembarcaron en la bahía de Paracas, en la actual hermana provincia de Pisco, de la actual región Ica.

Muy pocos. Grave problema que a su vez ha generado una nueva generación de peruanos, huérfana de valores, de historia, de identidad nacional; que hoy son víctimas de la ignorancia, de la falta de amor a su bario, a su distrito, a su provincia, a su país….nadie ama ni respeta lo que no conoce.

Hoy, en plena guerra contra la pandemia, millones de peruanos, algunos por necesidad, y una gran mayoría por irresponsabilidad y desprecio por la vida, continúa saliendo a las calles, para libar licor en la vía pública, otros realizan fiestas privadas, como si nada hubiera pasado. No hay respeto a los médicos, policías, agentes de serenazgo, enfermeras, periodistas, autoridades, funcionarios públicos, dirigentes vecinales, muertos en acción, ofrendando su vida para salvar otras, y rescatarlos del coronavirus Covid 19.  

El enemigo invisible sigue acechando y sigue matando personas en el Perú y en el mundo, la única opción que tenemos, por el momento, es la prevención, cumpliendo con los protocolos de bioseguridad dentro y fuera de nuestros hogares. La mejor arma, nosotros mismos, con nuestra conducta, nuestra actitud frente a la adversidad, nuestra disciplina….nuestro coraje para resistir, luchar y vencer…las mismas cualidades de los bravos integrantes de la Expedición Libertadora del Perú. 

El FRAILE  Y SOLDADO JOSÉ FÉLIX ALDAO

Quiso el Todopoderoso que un fraile dominico y soldado, de la Expedición Libertadora del General San Martín, fuera el primero en recorrer tierra peruana.

El Diario Militar del General San Martín consigna lo siguiente:

“Setiembre 10 de 1820; Al amanecer continuó el regimiento No. 8 y entró en Pisco a las siete de la mañana. El resto del ejército desembarcó, pero fueron detenidos los regimientos de granaderos y cazadores a caballo. Al ponerse el sol llegaron los regimientos 4, 5 y artillería.
El capitán Aldao que con 59 granaderos montados había salido a reconocer el lugar donde se hallaban los enemigos, regresó a la noche trayendo la noticia de que se mantenían en su posición y condujo consigo 50 animales entre caballos y mulas, 800 carneros y 30 vacas. Algunos negros y paisanos se presentaron dando la noticia que el hacendado Mazo se había retirado con la mayor parte de sus esclavos, y que el Conde de Monte Blanco había dado libertad a 150, entregándolos al ejército enemigo. Al ponerse el sol llegaron los granaderos y cazadores que habían quedado en el desembarcadero”.

“El 13 de setiembre mandé una división compuesta del batallón número 5 y 50 granaderos al mando del coronel mayor don Juan Antonio Álvarez de Arenales, marchando a la gran hacienda de Caucato, legua y media de Pisco; el 14 quedó situada en aquél punto, y los destacamentos de granaderos corrieron el valle de Chincha con el mismo objeto que antes.
En este día (14 de setiembre de 1820) se hizo también un reconocimiento sobre Ica por los capitanes Aldao y Lavalle; y al siguiente entró en la bahía el transporte Libertad”.

Con estas líneas de oro, el Libertador General don José de San Martín, dejó constancia para la historia del Perú y del mundo, que fue el joven capitán argentino José Félix Aldao, el primer soldado del Ejército Libertador, en llegar a la tierra bendita del Señor de Luren de Ica; fraile dominico y militar que más adelante sería el encargado de organizar y comandar el legendario “Escuadrón de Caballería Auxiliares Patriotas de Ica”, la primera unidad del Glorioso Ejército del Perú; así como fue uno de los grandes responsables de la organización de guerrillas y montoneras en toda nuestra Patria, durante la Guerra de la Independencia.

José Félix Esquivel y Aldao, fue un fraile dominico y luego militar y caudillo argentino, líder absoluto del Partido Federal de la provincia de Mendoza.

Cuando había cumplido los 17 años de edad, José Félix decidió que su vida debía estar ligada a Dios, por lo que tomó los hábitos, siendo parte de la Orden de Predicadores pertenecientes al Convento de Mendoza.

Allí pasó las horas leyendo de manera intensa, y al mismo cultivándose sobre todo en el ámbito de la filosofía, que lo apasionaba profundamente. Finalmente en 1809 se ordenó como Sacerdote en la ciudad de Santiago de Chile.

Si bien poseía una fuerte herencia militar, ya que como mencionamos su padre había ejercido como Capitán del Ejército, y por otro lado sus dos hermanos, tanto José como Francisco, fueron militares que lograron alcanzar el grado de Coronel, Félix no había considerado hasta el momento el camino de las armas, prefiriendo las doctrinas religiosas.

Convertido en Fray, Félix Aldao fue solicitado por el General San Martín para que ocupara el puesto de capellán del Batallón N° 11, grupo armado con el cual el General llevó adelante la campaña de los Andes.

Debido a las implicancias bélicas que incidían en su labor, el General Las Heras autorizó al Fray Aldao a llevar consigo armas. Aquello le permitió entrar en combate a la par de los soldados, destacándose rápidamente del resto gracias a su bizarría y bravura en el campo de batalla, sobre todo durante el combate de Guardia Vieja.

En el libro AYACUCHO, en la página 148 apreciamos lo siguiente:
Félix Aldao, fraile argentino, natural de Mendoza, que trasformado en guerrillero, vino al Perú en la expedición libertadora de San Martín, prestando servicios importantes a la causa.
El 29 de diciembre de 1820,  las montoneras formadas por Aldao fueron batidas en Huancayo por las fuerzas de Ricafort, perdiendo aquel 500 guerrilleros, dos piezas de artillería y todo el parque. Con el refuerzo que le proporcionó Otero, de 300 hombres, Aldao desalojó a los realistas de Tarma y Huancayo y avanzó hasta Izcuchaca, hoy estación del ferrocarril Huancayo – Ayacucho.
Su misión principal en este sector, tuvo por objeto privar a los realistas de toda comunicación y recurso. Pero el 3 de marzo de 1821 fue completamente derrotado en Concepción por Ricafort.
Poco después, Valdez desbarató una formidable montonera de 4,000 hombres, en Ataura, donde quedaron muertos 400 guerrilleros.
Se le ha tachado a Aldao de sanguinario y dominado de pasiones brutales. Así son los llaneros venezolanos, los gauchos argentinos y los guasos chilenos; y así son todavía algunos bárbaros que viven en medio de las poblaciones cultas. Sin duda, Aldao participaba de los sentimientos antisociales, de la psicología de los gauchos. 

Trayectoria Militar
Luego de aquello, Aldao fue nombrado como Teniente de Granaderos a Caballo, por lo que sus hábitos dominicos pasaron a ocupar un lugar en el cajón de sus recuerdos, dejando aflorar por completo al militar talentoso que llevaba dentro desde siempre.
Participó en una diversa y gran cantidad de luchas armadas, destacándose su actuación en las batallas de Chacabuco, de Maipo, y luego en Curapaligüe, en Arauco y en Talcahuano. También tuvo una presencia preponderante en la posterior Campaña Libertadora del Perú. Al respecto de esto último, cabe destacar que junto con el General Arenales llevó a cabo en 1820 la primera campaña de la Sierra, lo que le permitió ascender a Mayor.
Ya casado con una hermosa joven peruana llamada Manuela Zárate, en 1824 Félix Aldao regresó a su provincia natal, instalándose en una hacienda de Guaymallén, dedicándose por un tiempo a la producción y comercialización de vinos, lo que luego sería considerado el motivo por el cual Aldao se convirtiera en adicto al alcohol.

FÉLIX ALDAO Y EL PRIMER ESCUADRÓN DE CABALLERÍA
DE LA INDEPENDENCIA

En 1971, la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú fijó el 21 de octubre de 1820 como la fecha en que los iqueños declararon su independencia.
Al partir de Pisco, el 04 de octubre de l820, la división expedicionaria patriota, con más de mil 200 hombres y comandado por el coronel Antonio Álvarez de Arenales, rumbo a Ica, las tropas realistas con 800 hombres y al mando del coronel Quimper abandonaron la ciudad probablemente al atardecer del mismo día.
INGRESO A ICA. Juan José de Salas dice que las tropas patriotas de Arenales ingresaron a la ciudad de Ica el 06 de octubre.
El municipio iqueño luego de la derrota realista en la hacienda San Juan y pueblo de Nasca el l6 de octubre, y en Acarí el día siguiente, acordó declarar su independencia para el 20 de octubre.
Sin embargo, la ceremonia de la proclamación y jura se llevó a cabo recién el 21 de octubre de 1820. Ella se ejecutó el mismo día de la partida de la división militar del coronel Álvarez de Arenales hacia la sierra. Es seguro que ante la próxima, larga y dura campaña hacia la sierra central del Perú, la ceremonia previa de la independencia sirvió de gran incentivo a todas las tropas patriotas.
Coincidentemente, en aquel 21 de octubre, San Martín hacía flamear la primera bandera nacional en Pisco. El diseño del proyecto de la bandera fue realizado por el joven tripulante inglés de 26 años Charles Chaworthy Wood Taylos, natural de Liverpool.
PRIMER ESCUADRÓN. El primer grito de libertad tenía fines bélicos, ya que el propio pueblo iqueño se convirtió en una gran base militar de apoyo integral al avance del ejército patriota. Se creó en Ica el Escuadrón de Caballería “Auxiliares Patriotas de Ica”, que se incorporó a la división de Álvarez de Arenales y partieron hacia los Andes Centrales del Perú.
Este escuadrón de caballería iqueño tiene el mérito de ser la primera unidad militar peruana que se organizó en nuestro país. Es la unidad más antigua que la misma y reconocida “Legión Peruana de la Guardia”, que se formó recién en Lima en 1821.
El historiador Vásquez Salinas dice que El escuadrón iqueño viene a ser también el primer eslabón nacionalista de la integración peruana. El agrupamiento estuvo conformado en más del 95% por iqueños, había entre criollos y mestizos, cuatro oficiales, seis sargentos, doce cabos y doce carabineros.

La tropa quedó constituida por 96 jinetes negros voluntarios, todos los cuales y en conjunto fueron rápidamente armados con 250 mosquetes y uniformados con la colaboración de las familias iqueñas, las que facilitaron además 350 caballos. La comandancia del escuadrón recayó en el sargento mayor rioplatense Félix Aldao.

El bautizo de fuego del corajudo y valiente contingente iqueño por la independencia del Perú sucedió el 26 de noviembre de l820, en la sierra central y cerca de Huancayo, donde vencieron a una tropa realista.

ESCUADRÓN DE IQUEÑOS. San Martín, por Orden General del 20 de febrero de l821, creó la Primera División Peruana, recibiendo el mando el coronel Agustín Gamarra. Dentro de esta gran unidad quedó incorporado el mencionado escuadrón iqueño, reconociéndose su fuerza y valor. Si bien permaneció con sus mismos jefes y organización humana, le fue cambiado el nombre por Escuadrón de Granaderos a Caballo del Perú.

El título de este nombre, es sumamente honorable. En aquella época ser llamado “granadero” significaba, aparte de ser un jinete de mucha habilidad y buen porte militar, tener que marchar delante de toda las tropas en busca del enemigo.

Este honor dado a los primeros soldados iqueños tomó mayor resonancia cuando en junio de l822, y por orden del propio general San Martín, el escuadrón pasó a ser parte del célebre Regimiento del Río de la Plata, el llamado “Granaderos a Caballo de los Andes”, luchando en l824 con arrojo y valentía en batallas de Junín y Ayacucho, que consolidaron la independencia del Perú del yugo español.

PISCO Y CHINCHA. El historiador también resalta la participación del pueblo de Pisco, en el ataque de Lord Cochrane del 07 de noviembre de l8l9, contra la poderosa guarnición militar realista que protegía el puerto.

Se permitió las condiciones ideales para el desembarco patriota desde antes del 8 de septiembre de l820, así como la deserción del Regimiento de Caballería de Milicias Realistas de Chincha, cuyos 700 jinetes, en su mayoría negros, pasaron a reforzar los batallones N° 7 y 8 del Río de la Plata, y el N° 4 de Chile. La incorporación en el ejército libertador de gran cantidad de criollos iqueños, y la presentación del cacique de Chincha, con más de 700 indígenas, que pidieron ser dados de alta en la infantería patriota.

Existió un gran apoyo humano y logístico por todos los pueblos de Ica cuando comenzó el General Don José de San Martín y las primeras tropas patriotas desembarcaron en Pisco. Se tenía que alimentar y proteger por cerca de treinta días a cinco mil soldados, dos mil marinos, y más de mil 500 caballos.


ALDAO REGRESA A SU PATRIA
Un año después, precisamente en el mes de julio de 1825, cuando se generó una revuelta compuesta por un grupo de religiosos para derrocar al entonces Gobernador de la provincia de San Juan, Salvador María del Carril, el mandatario depuesto huyó a Mendoza buscando la ayuda de un ejército pequeño dirigido por José Aldao. Así fue que Félix participó, junto con el cuerpo militar que comandaba su hermano José, de la batalla cuyo objetivo era restablecer a las autoridades sanjuaninas que habían sido destituidas.
Al año siguiente, Félix Aldao fue solicitado por el Gobernador Juan Corvalán, quien le encomendó la formación de un escuadrón, el cual debía abocarse a las intensas luchas contra los indios que se habían constituido en la frontera al sur.
Fue precisamente Félix Aldao quien se encargo de instruir y disciplinar a los miembros de dicho escuadrón, con asiento en el fuerte de San Carlos. Luego, ya al frente de la división, el caudillo demostró su talento para la batalla cuando logró la victoria durante la campaña sobre los pehuenches Pincheyras y Goycos.
La primera Guerra Civil
En el mes de diciembre de 1828 estalló la guerra civil, que por supuesto lo encontró dispuesto a luchar nuevamente por sus ideales. Precisamente se producía en el país una revuelta que generó por un lado el bando de los que respondían a Lavalle, quienes se encontraban enfrentados a los leales a Dorrego. Félix Aldao, con su cargo de Coronel, participó de la contienda junto con el bando federal.
Aldao se unió al ejército de Quiroga, junto con el Regimiento de Auxiliares de los Andes, con el fin de participar en la campaña contra Paz. No obstante, a pesar de estar preparado para la lucha, el caudillo fue apresado por el ejército de Paz, poco después de haber caído herido en una batalla ocurrida en La Tablada.
Así fue que durante un largo tiempo se vio cautivo en manos del bando unitario, hasta que finalmente en el mes de noviembre de 1831, durante la batalla de La Ciudadela en territorio de Bolivia, el Coronel Aldao fue liberado.
De regreso a su provincia natal, y debido al valor y la bizarría demostrada en el campo de batalla, Aldao fue nombrado General y Comandante de Armas de Mendoza.
Un año después, precisamente en 1833, Aldao participó de la Campaña del Desierto, comandando la División de Derecha. Fue durante este período que logró ser victorioso sobre Yanquetruz y Berbón, por lo que fue premiado por la legislatura mendocina.
Su última Guerra Civil
En 1839 comenzó una nueva guerra civil, pero no afectó a Mendoza hasta la invasión de Juan Lavalle a La Rioja, después de su derrota en Quebracho Herrado. En respuesta a una efímera revolución, se hizo elegir Gobernador de la Provincia de Mendoza a principios de 1841 e invadió La Rioja con 2.700 hombres. Lavalle lo esquivó, pero el coronel Flores, segundo de Aldao, derrotó a Mariano Acha en el norte de La Rioja. Por su parte, Aldao derrotó al gobernador riojano Tomás Brizuela, que terminó muerto.
Lamadrid atacó hacia el sur, enviando a como vanguardia a los 600 hombres de Mariano Acha, que tomó la ciudad de San Juan.
Aldao se unió con Nazario Benavídez y regresó rápidamente sobre San Juan. Pero justo a la salida del desierto lo esperaba Acha, que lo derrotó completamente en la batalla de Angaco, la batalla más sangrienta de las Guerras civiles argentinas, favorecido por la sed del ejército federal. Aldao regresó a Mendoza, mientras Benavídez recuperaba San Juan en la Batalla de La Chacarilla. Acha fue tomado prisionero y enviado a Aldao, que se vengó de su derrota: hizo fusilar al general Acha y cortar su cabeza, colocándola en lo alto de un poste, a la vista de todos.
Unas semanas más tarde, La Madrid ocupó Mendoza, pero un ejército dirigido por Ángel Pacheco — en el que Aldao ejerció sólo como jefe de una parte de la caballería — lo derrotó en la Batalla de Rodeo del Medio. La persecución que siguió a la batalla, dirigida por Aldao, causó centenares de muertos entre los derrotados. Allí terminó la guerra civil.
Luego de aquello, Aldao regresó a su provincia para ocupar el cargo de Gobernador, que si bien le había sido asignado en noviembre de 1840, recién comenzó a ejercer el 16 de mayo de 1842, manteniéndose en el cargo hasta 1844.
Apasionado por el federalismo, a penas asumió su cargo de Gobernador puso en vigencia un decreto creado por él, en el que se declaraba insanos mentalmente a los unitarios, por lo que debían tener tutor y curador, para lo cual nombró al entonces Jefe de Policía, que también pertenecía a la corriente federal. Claro está, que fueron muchos los que criticaron fuertemente este decreto, aunque de todas formas fue puesto en vigencia.
Su Muerte
Una vez abandonado su cargo de Gobernador, el caudillo que tantas veces había dado su vida por la patria, pero nunca fue muerto en el campo de batalla, comenzaba su nueva lucha contra un tumor maligno. Había sido objeto de dos operaciones quirúrgicas durante 1844, la primera de ellas, realizada el 15 de julio por el médico español doctor Garvizo, y la segunda, efectuada en setiembre por el doctor Miguel Rivera, cuñado de Juan Manuel de Rosas, que operó, en dos minutos y medio, el tumor maligno de que padecía.
Finalmente, el 19 de enero de 1845 Aldao murió, ya reconciliado con su Orden, por lo que recibió sepultura vistiendo el hábito de Santo Domingo asistido espiritualmente por el prior de los dominicos, fray Dionisio Rodríguez.
Fuentes


                                                                                          


INVESTIGACIÓN:

Ica, 30. de junio de 2020
Mag. Juan Carlos Romaní Chacón


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