JOSÉ
FÉLIX ALDAO Y EL PRIMER ESCUADRÓN
DE
CABALLERÍA DE LA INDEPENDENCIA
“AUXILIARES
PATRIOTAS DE ICA”
Está
cerca la fecha histórica del 8 de setiembre del 2020, el legendario Desembarco
de la Expedición Libertadora del Perú realizado hace doscientos años, al mando
del General argentino don José de San Martín. Y la pregunta que dejamos en el
aire es la siguiente:
¿Cuántos
niños y jóvenes peruanos, nacidos en el año 2000, y que hoy cumplen 20 años de
edad, conocen y valoran el acontecimiento histórico del 8 de setiembre de 1820?
¿Cuántos
niños y jóvenes peruanos, nacidos en el año 2000, y que hoy cumplen 20 años de
edad, conocen y valoran la vida y obra de los hombres y mujeres que formaron
parte de la Expedición Libertadora del Perú, que desembarcaron en la bahía de
Paracas, en la actual hermana provincia de Pisco, de la actual región Ica.
Muy
pocos. Grave problema que a su vez ha generado una nueva generación de
peruanos, huérfana de valores, de historia, de identidad nacional; que hoy son
víctimas de la ignorancia, de la falta de amor a su bario, a su distrito, a su
provincia, a su país….nadie ama ni respeta lo que no conoce.
Hoy,
en plena guerra contra la pandemia, millones de peruanos, algunos por
necesidad, y una gran mayoría por irresponsabilidad y desprecio por la vida,
continúa saliendo a las calles, para libar licor en la vía pública, otros realizan
fiestas privadas, como si nada hubiera pasado. No hay respeto a los médicos,
policías, agentes de serenazgo, enfermeras, periodistas, autoridades,
funcionarios públicos, dirigentes vecinales, muertos en acción, ofrendando su
vida para salvar otras, y rescatarlos del coronavirus Covid 19.
El
enemigo invisible sigue acechando y sigue matando personas en el Perú y en el
mundo, la única opción que tenemos, por el momento, es la prevención,
cumpliendo con los protocolos de bioseguridad dentro y fuera de nuestros
hogares. La mejor arma, nosotros mismos, con nuestra conducta, nuestra actitud
frente a la adversidad, nuestra disciplina….nuestro coraje para resistir,
luchar y vencer…las mismas cualidades de los bravos integrantes de la
Expedición Libertadora del Perú.
El
FRAILE Y SOLDADO JOSÉ FÉLIX ALDAO
Quiso el Todopoderoso que un fraile dominico y soldado, de la
Expedición Libertadora del General San Martín, fuera el primero en recorrer
tierra peruana.
El Diario Militar del General San Martín consigna lo siguiente:
“Setiembre 10 de 1820; Al amanecer continuó el regimiento No. 8 y entró en Pisco a las siete de la mañana. El resto del ejército desembarcó, pero fueron detenidos los regimientos de granaderos y cazadores a caballo. Al ponerse el sol llegaron los regimientos 4, 5 y artillería.
El capitán Aldao que con 59 granaderos montados había salido a reconocer el lugar donde se hallaban los enemigos, regresó a la noche trayendo la noticia de que se mantenían en su posición y condujo consigo 50 animales entre caballos y mulas, 800 carneros y 30 vacas. Algunos negros y paisanos se presentaron dando la noticia que el hacendado Mazo se había retirado con la mayor parte de sus esclavos, y que el Conde de Monte Blanco había dado libertad a 150, entregándolos al ejército enemigo. Al ponerse el sol llegaron los granaderos y cazadores que habían quedado en el desembarcadero”.
“El 13 de setiembre mandé una división compuesta del batallón número 5 y 50 granaderos al mando del coronel mayor don Juan Antonio Álvarez de Arenales, marchando a la gran hacienda de Caucato, legua y media de Pisco; el 14 quedó situada en aquél punto, y los destacamentos de granaderos corrieron el valle de Chincha con el mismo objeto que antes.
En este día (14 de setiembre de 1820) se hizo también un reconocimiento sobre Ica por los capitanes Aldao y Lavalle; y al siguiente entró en la bahía el transporte Libertad”.
Con estas líneas de oro, el Libertador General don José de San Martín, dejó constancia para la historia del Perú y del mundo, que fue el joven capitán argentino José Félix Aldao, el primer soldado del Ejército Libertador, en llegar a la tierra bendita del Señor de Luren de Ica; fraile dominico y militar que más adelante sería el encargado de organizar y comandar el legendario “Escuadrón de Caballería Auxiliares Patriotas de Ica”, la primera unidad del Glorioso Ejército del Perú; así como fue uno de los grandes responsables de la organización de guerrillas y montoneras en toda nuestra Patria, durante la Guerra de la Independencia.
José Félix Esquivel y Aldao, fue un fraile dominico y luego militar y caudillo argentino, líder absoluto del Partido Federal de la provincia de Mendoza.
Cuando había cumplido los 17 años de edad, José Félix decidió que su vida debía estar ligada a Dios, por lo que tomó los hábitos, siendo parte de la Orden de Predicadores pertenecientes al Convento de Mendoza.
Allí pasó las horas leyendo de manera intensa, y al mismo cultivándose sobre todo en el ámbito de la filosofía, que lo apasionaba profundamente. Finalmente en 1809 se ordenó como Sacerdote en la ciudad de Santiago de Chile.
Si bien poseía una fuerte herencia militar, ya que como mencionamos su padre había ejercido como Capitán del Ejército, y por otro lado sus dos hermanos, tanto José como Francisco, fueron militares que lograron alcanzar el grado de Coronel, Félix no había considerado hasta el momento el camino de las armas, prefiriendo las doctrinas religiosas.
Convertido en Fray, Félix Aldao fue solicitado por el General San Martín para que ocupara el puesto de capellán del Batallón N° 11, grupo armado con el cual el General llevó adelante la campaña de los Andes.
Debido a las implicancias bélicas que incidían en su labor, el General Las Heras autorizó al Fray Aldao a llevar consigo armas. Aquello le permitió entrar en combate a la par de los soldados, destacándose rápidamente del resto gracias a su bizarría y bravura en el campo de batalla, sobre todo durante el combate de Guardia Vieja.
En el libro AYACUCHO, en la página 148 apreciamos lo siguiente:
Félix Aldao, fraile argentino, natural de Mendoza,
que trasformado en guerrillero, vino al Perú en la expedición libertadora de
San Martín, prestando servicios importantes a la causa.
El 29 de diciembre de 1820, las montoneras formadas por Aldao fueron
batidas en Huancayo por las fuerzas de Ricafort, perdiendo aquel 500
guerrilleros, dos piezas de artillería y todo el parque. Con el refuerzo que le
proporcionó Otero, de 300 hombres, Aldao desalojó a los realistas de Tarma y
Huancayo y avanzó hasta Izcuchaca, hoy estación del ferrocarril Huancayo –
Ayacucho.
Su misión principal en este sector, tuvo por objeto
privar a los realistas de toda comunicación y recurso. Pero el 3 de marzo de
1821 fue completamente derrotado en Concepción por Ricafort.
Poco después, Valdez desbarató una formidable
montonera de 4,000 hombres, en Ataura, donde quedaron muertos 400 guerrilleros.
Se le ha tachado a Aldao de sanguinario y dominado
de pasiones brutales. Así son los llaneros venezolanos, los gauchos argentinos
y los guasos chilenos; y así son todavía algunos bárbaros que viven en medio de
las poblaciones cultas. Sin duda, Aldao participaba de los sentimientos
antisociales, de la psicología de los gauchos.
Trayectoria Militar
Luego
de aquello, Aldao fue nombrado como Teniente de Granaderos a Caballo, por lo
que sus hábitos dominicos pasaron a ocupar un lugar en el cajón de sus
recuerdos, dejando aflorar por completo al militar talentoso que llevaba dentro
desde siempre.
Participó
en una diversa y gran cantidad de luchas armadas, destacándose su actuación en
las batallas de Chacabuco, de Maipo, y luego en Curapaligüe, en Arauco y en
Talcahuano. También tuvo una presencia preponderante en la posterior Campaña
Libertadora del Perú. Al respecto de esto último, cabe destacar que junto con
el General Arenales llevó a cabo en 1820 la primera campaña de la Sierra, lo
que le permitió ascender a Mayor.
Ya
casado con una hermosa joven peruana llamada Manuela Zárate, en 1824 Félix Aldao
regresó a su provincia natal, instalándose en una hacienda de Guaymallén,
dedicándose por un tiempo a la producción y comercialización de vinos, lo que
luego sería considerado el motivo por el cual Aldao se convirtiera en adicto al
alcohol.
FÉLIX ALDAO Y EL PRIMER ESCUADRÓN DE CABALLERÍA
DE LA INDEPENDENCIA
En 1971, la Comisión Nacional del
Sesquicentenario de la Independencia del Perú fijó el 21 de octubre de 1820
como la fecha en que los iqueños declararon su independencia.
Al partir de Pisco, el 04 de octubre
de l820, la división expedicionaria patriota, con más de mil 200 hombres y
comandado por el coronel Antonio Álvarez de Arenales, rumbo a Ica, las tropas
realistas con 800 hombres y al mando del coronel Quimper abandonaron la ciudad
probablemente al atardecer del mismo día.
INGRESO A ICA. Juan José de Salas dice que las
tropas patriotas de Arenales ingresaron a la ciudad de Ica el 06 de octubre.
El municipio iqueño luego de la
derrota realista en la hacienda San Juan y pueblo de Nasca el l6 de octubre, y
en Acarí el día siguiente, acordó declarar su independencia para el 20 de
octubre.
Sin embargo, la ceremonia de la
proclamación y jura se llevó a cabo recién el 21 de octubre de 1820. Ella se
ejecutó el mismo día de la partida de la división militar del coronel Álvarez
de Arenales hacia la sierra. Es seguro que ante la próxima, larga y dura
campaña hacia la sierra central del Perú, la ceremonia previa de la
independencia sirvió de gran incentivo a todas las tropas patriotas.
Coincidentemente, en aquel 21 de
octubre, San Martín hacía flamear la primera bandera nacional en Pisco. El diseño del proyecto de la
bandera fue realizado por el joven tripulante inglés de 26 años Charles
Chaworthy Wood Taylos, natural de Liverpool.
PRIMER ESCUADRÓN. El primer grito de libertad
tenía fines bélicos, ya que el propio pueblo iqueño se
convirtió en una gran base militar de apoyo integral al avance del ejército
patriota. Se creó en Ica el Escuadrón de Caballería
Auxiliares Patriotas de Ica, que se incorporó a la división de
Álvarez de Arenales y partieron hacia los Andes Centrales del Perú.
Este escuadrón de caballería iqueño
tiene el mérito de ser la primera unidad militar peruana que se organizó en
nuestro país. Es la unidad más antigua que la misma y reconocida Legión
Peruana de la Guardia, que se formó recién en Lima en 1821.
El historiador Vásquez Salinas dice
que El escuadrón iqueño viene a ser también el primer eslabón nacionalista de
la integración peruana. El agrupamiento estuvo conformado
en más del 95% por iqueños, había entre criollos y mestizos,
cuatro oficiales, seis sargentos, doce cabos y doce carabineros.
La tropa quedó constituida por 96
jinetes negros voluntarios, todos los cuales y en conjunto fueron rápidamente armados con 250
mosquetes y uniformados con la colaboración de las familias iqueñas, las que
facilitaron además 350 caballos. La comandancia del escuadrón recayó en el
sargento mayor rioplatense Félix Aldao.
El bautizo de fuego del corajudo y
valiente contingente iqueño por la independencia del Perú sucedió el 26 de
noviembre de l820, en la sierra central y cerca de Huancayo, donde vencieron a
una tropa realista.
ESCUADRÓN DE
IQUEÑOS. San Martín, por Orden General del 20 de febrero de l821, creó la
Primera División Peruana, recibiendo el mando el coronel Agustín Gamarra.
Dentro de esta gran unidad quedó incorporado el mencionado escuadrón iqueño,
reconociéndose su fuerza y valor. Si bien permaneció con sus mismos jefes y
organización humana, le fue cambiado el nombre por Escuadrón de
Granaderos a Caballo del Perú.
El título de este nombre, es
sumamente honorable. En aquella época ser llamado granadero significaba,
aparte de ser un jinete de mucha habilidad y buen porte militar, tener que
marchar delante de toda las tropas en busca del enemigo.
Este honor dado a los primeros
soldados iqueños tomó mayor resonancia cuando en junio de l822, y por orden del
propio general San Martín, el escuadrón pasó a ser parte
del célebre Regimiento del Río de la Plata, el llamado Granaderos a Caballo de
los Andes, luchando en l824 con arrojo y valentía en batallas de Junín y
Ayacucho, que consolidaron la independencia del Perú del yugo español.
PISCO Y CHINCHA. El historiador también resalta la
participación del pueblo de Pisco, en el ataque de Lord Cochrane del 07 de
noviembre de l8l9, contra la poderosa guarnición militar realista que protegía
el puerto.
Se permitió las condiciones ideales
para el desembarco patriota desde antes del 8 de septiembre de l820, así como
la deserción del Regimiento de Caballería de Milicias Realistas de Chincha,
cuyos 700 jinetes, en su mayoría negros, pasaron a reforzar los batallones N° 7
y 8 del Río de la Plata, y el N° 4 de Chile. La incorporación en el ejército
libertador de gran cantidad de criollos iqueños, y la presentación del cacique
de Chincha, con más de 700 indígenas, que pidieron ser dados de alta en la
infantería patriota.
Existió un gran apoyo humano y
logístico por todos los pueblos de Ica cuando comenzó el General Don José de San Martín y las primeras tropas
patriotas desembarcaron en Pisco. Se tenía que alimentar y proteger por cerca
de treinta días a cinco mil soldados, dos mil marinos, y más de mil 500
caballos.
ALDAO REGRESA A SU PATRIA
Un
año después, precisamente en el mes de julio de 1825, cuando se generó una
revuelta compuesta por un grupo de religiosos para derrocar al entonces
Gobernador de la provincia de San Juan, Salvador María del Carril, el
mandatario depuesto huyó a Mendoza buscando la ayuda de un ejército pequeño
dirigido por José Aldao. Así fue que Félix participó, junto con el cuerpo
militar que comandaba su hermano José, de la batalla cuyo objetivo era
restablecer a las autoridades sanjuaninas que habían sido destituidas.
Al
año siguiente, Félix Aldao fue solicitado por el Gobernador Juan Corvalán, quien le encomendó la
formación de un escuadrón, el cual debía abocarse a las intensas luchas contra
los indios que se habían constituido en la frontera al sur.
Fue
precisamente Félix Aldao quien se encargo de instruir y disciplinar a los
miembros de dicho escuadrón, con asiento en el fuerte de San Carlos. Luego, ya
al frente de la división, el caudillo demostró su talento para la batalla
cuando logró la victoria durante la campaña sobre los pehuenches Pincheyras y
Goycos.
La primera Guerra Civil
En
el mes de diciembre de 1828 estalló la guerra civil, que por supuesto lo
encontró dispuesto a luchar nuevamente por sus ideales. Precisamente se
producía en el país una revuelta que generó por un lado el bando de los que
respondían a Lavalle, quienes se encontraban enfrentados a los leales a
Dorrego. Félix Aldao, con su cargo de Coronel, participó de la contienda junto
con el bando federal.
Aldao
se unió al ejército de Quiroga, junto con el Regimiento de Auxiliares de los
Andes, con el fin de participar en la campaña contra Paz. No obstante, a pesar
de estar preparado para la lucha, el caudillo fue apresado por el ejército de
Paz, poco después de haber caído herido en una batalla ocurrida en La Tablada.
Así
fue que durante un largo tiempo se vio cautivo en manos del bando unitario,
hasta que finalmente en el mes de noviembre de 1831, durante la batalla de La
Ciudadela en territorio de Bolivia,
el Coronel Aldao fue liberado.
De
regreso a su provincia natal, y debido al valor y la bizarría demostrada en el
campo de batalla, Aldao fue nombrado General y Comandante de Armas de Mendoza.
Un
año después, precisamente en 1833, Aldao participó de la Campaña del Desierto,
comandando la División de Derecha. Fue durante este período que logró ser
victorioso sobre Yanquetruz y Berbón, por lo que fue premiado por la
legislatura mendocina.
Su última Guerra Civil
En
1839 comenzó una nueva guerra civil, pero no afectó a Mendoza hasta la invasión
de Juan Lavalle a La Rioja, después de su derrota en Quebracho Herrado. En
respuesta a una efímera revolución, se hizo elegir Gobernador de la Provincia
de Mendoza a principios de 1841 e invadió La Rioja con 2.700 hombres. Lavalle
lo esquivó, pero el coronel Flores, segundo de Aldao, derrotó a Mariano Acha en
el norte de La Rioja. Por su parte, Aldao derrotó al gobernador riojano Tomás Brizuela, que terminó muerto.
Lamadrid
atacó hacia el sur, enviando a como vanguardia a los 600 hombres de Mariano
Acha, que tomó la ciudad de San Juan.
Aldao
se unió con Nazario
Benavídez y regresó rápidamente sobre San Juan. Pero
justo a la salida del desierto lo esperaba Acha, que lo derrotó completamente
en la batalla de Angaco, la batalla más sangrienta de las Guerras civiles argentinas, favorecido por
la sed del ejército federal. Aldao regresó a Mendoza, mientras Benavídez
recuperaba San Juan en la Batalla de La Chacarilla. Acha fue
tomado prisionero y enviado a Aldao, que se vengó de su derrota: hizo fusilar
al general Acha y cortar su cabeza, colocándola en lo alto de un poste, a la
vista de todos.
Unas
semanas más tarde, La Madrid ocupó Mendoza, pero un ejército dirigido por Ángel
Pacheco — en el que Aldao ejerció sólo como jefe de una parte de la caballería
— lo derrotó en la Batalla de Rodeo del Medio. La persecución
que siguió a la batalla, dirigida por Aldao, causó centenares de muertos entre
los derrotados. Allí terminó la guerra civil.
Luego
de aquello, Aldao regresó a su provincia para ocupar el cargo de Gobernador,
que si bien le había sido asignado en noviembre de 1840, recién comenzó a
ejercer el 16 de mayo de 1842, manteniéndose en el cargo hasta 1844.
Apasionado
por el federalismo, a penas asumió su cargo de Gobernador puso en vigencia un
decreto creado por él, en el que se declaraba insanos mentalmente a los
unitarios, por lo que debían tener tutor y curador, para lo cual nombró al
entonces Jefe de Policía, que también pertenecía a la corriente federal. Claro
está, que fueron muchos los que criticaron fuertemente este decreto, aunque de
todas formas fue puesto en vigencia.
Su Muerte
Una
vez abandonado su cargo de Gobernador, el caudillo que tantas veces había dado
su vida por la patria, pero nunca fue muerto en el campo de batalla, comenzaba
su nueva lucha contra un tumor maligno. Había sido objeto de dos operaciones
quirúrgicas durante 1844, la primera de ellas, realizada el 15 de julio por el
médico español doctor Garvizo, y la segunda, efectuada en setiembre por el
doctor Miguel Rivera, cuñado de Juan Manuel de Rosas,
que operó, en dos minutos y medio, el tumor maligno de que padecía.
Finalmente,
el 19 de enero de 1845 Aldao murió, ya reconciliado con su Orden, por lo que
recibió sepultura vistiendo el hábito de Santo Domingo asistido espiritualmente
por el prior de los dominicos, fray Dionisio Rodríguez.
Fuentes
INVESTIGACIÓN:
Ica, 30. de junio de 2020
Mag. Juan Carlos Romaní Chacón
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